Hace
ya un mes que prometí mi cargo de concejal y uno de los primeros
asuntos que más me ha llamado la atención, en estos treinta
y pocos días, es la “tensa” paz laboral que se respira en
Rota.
De
sobra conozco la situación que siguen viviendo los trabajadores del
Aeropuerto de la Base con más de treinta despedidos, de los que más
de la mitad han sido declarados como despidos improcedentes o nulos
por sentencias judiciales (dato significativo y que deja a las claras
las tácticas y la voluntad de la empresa). De sobra conozco la lucha
de los pensionistas por reclamar lo que les pertenece por derecho
adquirido durante sus vidas laborales.
Pero
ahora, tras mi nueva responsabilidad política, son diversos los
colectivos que me están transmitiendo (a mí y a toda la Asamblea de
IU) las duras condiciones laborales por las que están pasando
numerosos roteños que trabajan en sectores como la hostelería, el
servicio de ayuda a domicilio, la pesca o la agricultura.
Nuestros
vecinos siguen viendo en nuestras siglas, en nuestro partido, un
apoyo para denunciar cómo las empresas (el mercado, el jefe...)
pisotean una y otra vez los convenios laborales. Nos siguen viendo
como un apoyo “político” a la función sindical. Y he aquí una
de las claves que se repiten en todos estos problemas laborales: hace
falta volver a dignificar a los sindicatos y fomentar el
cooperativismo. Esta sociedad ha criticado con dureza a los
sindicatos (a veces con razón), pero tenemos que volver a situarlos
en el lugar que se merecen. Para ello basta con los muchos ejemplos
de sindicalistas que pelean a diario por sus compañeros y consiguen
revertir situaciones injustas.
Comparto
la reflexión de Ramón Nogueras: “Estamos yendo al psicólogo
cuando lo que en realidad necesitamos es afiliarnos a un sindicato”,
es esta la única defensa que tenemos los trabajadores.
El
capitalismo impone aguantar el chaparrón: la hipoteca, la luz, el
agua, el banco, el banco, el banco... y, como no me queda otra,
pelearé (pelearemos) desde dentro del Ayuntamiento junto a los
sindicatos para defender a todos los colectivos que vean mermados sus
derechos. Seamos generosos y no miremos para otro lado, mañana nos
puede tocar a nosotros; no nos olvidemos de que “cuando las barbas
de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar”... y si es así,
hazlo con agua sindicalista, claro está.
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