viernes, 18 de septiembre de 2020

La (mala) educación

Utilizando una versión adaptada del título de la película de Almodóvar, empiezo esta reflexión para dar a conocer la situación real, en tiempo y forma, en que se encuentran los centros educativos en esta primera semana del (extraño) curso escolar 2020-2021. Y hablo, como sabrán algunos por mi profesión, con conocimiento de causa y sin exagerar un ápice.

En primer lugar, hay que repetir, y nunca nos cansaremos, que la “normalidad” con que los colegios e institutos han comenzado el curso se debe únicamente al esfuerzo titánico de los equipos directivos y de los padres y madres de las AMPA, quienes en horario de mañana, tarde, e incluso noche, han preparado todo para que los primeros días de clases pudiera el alumnado asistir a sus aulas con cierta seguridad.

Ahora bien, de puertas para fuera, en lo que compete a dotación económica y personal de los centros, en lo que compete a formación y asesoramiento ante la excepcional situación sanitaria que vivimos… toda la Comunidad Educativa le da un suspenso a la Consejería de Educación. El señor Imbroda ha dado la espalda, una vez más a los centros escolares y ha dejado frente a los problemas (que no son pocos) al profesorado, al alumnado y al AMPA: “apañárosla como podáis”, es el mensaje implícito trasmitido a cada colegio e instituto. Veamos algunos ejemplos:         

        1. En cada centro se ha formado a un/a coordinador/a Covid con instrucciones y recomendaciones para organizar la vuelta al cole. ¿Pero saben ustedes que después de esa formación se han enviado nuevas instrucciones y recomendaciones que han provocado que muchas medidas adoptadas se hayan tenido que cambiar? Trabajo en vano, tiempo perdido e incredulidad de dichos coordinadores que con su buena voluntad se han esforzado por hacer su trabajo.        

            2. En cada centro se ha constituido una “Comisión Covid” formada por representantes de toda la Comunidad Educativa, es decir, representantes del Equipo Directivo, del profesorado, de padres/madres, del alumnado, del Ayuntamiento y del Centro de Salud. Os explico la situación real de esta Comisión: un grupo de gente con una incuestionable buena voluntad (otra vez) para organizarlo todo lo mejor posible en defensa del alumnado y del profesorado, pero con nulos conocimientos y sin formación en el ámbito más importante en este momento: el sanitario. Claro, pero pueden ustedes pensar: “para eso está el enlace del Centro de Salud…”. Pues resulta que para todos los centros de Rota (colegios, guarderías e institutos) hay una sola persona de enlace para todas las Comisiones, que se pone al servicio de cada centro pero que no puede asistir a las reuniones por cuestiones obvias (el don de la ubicuidad no se aprende en la carrera de Medicina o Enfermería) y lo que tiene como resultado que los Protocolos realizados por los directores y evaluados por esta Comisión en cada centro están realizados con toda la buena voluntad (de nuevo), pero totalmente desprovistos de un asesoramiento sanitario que, además, debe ser adaptado para las condiciones tan distintas de cada colegio o instituto: comedores escolares, cafeterías, entradas, baños, patios, bibliotecas, escaleras, ascensores, aulas específicas, laboratorios, ordenadores, mesas, pizarras... Cada centro, como saben, tiene infraestructuras muy diferentes entre sí.

            3. El refuerzo del personal docente es totalmente insuficiente. Si bien se ha dejado libertad a cada equipo directivo para planificar el curso dándole prioridad a la salud por encima de los currículos educativos, sumar dos o tres docentes a cada plantilla es totalmente insuficiente para (paradójicamente) proteger la salud de alumnado y profesorado, que es (aquí está la paradoja) la principal preocupación de la Consejería. Es imposible disminuir la ratio a unos números que permitan mantener la distancia de metro y medio como mínimo en cada aula con ese número de “profesores Covid” que la Consejería nos “vende” como principal medida. Nuestras aulas, como todos sabemos, no permiten la distancia mínima exigida, cometiendo el señor Imbroda una negligencia que ya ha sido denunciada por sindicatos de docentes. Además, y una vez más, el refuerzo ha tenido más impacto en la concertada que en la pública, en eso la Junta no esconde sus preferencias de sistema educativo.

Cabe preguntarse si detrás de este total abandono no se encuentra el mal endémico del (mal) gobernante, que parte de la premisa de que es mejor mantener aborregada a la población, no vaya a ser que a través de una educación pública de calidad este alumnado de hoy pueda alcanzar cotas más altas de conocimiento, lo que pondría en entredicho al propio (mal) gobernante que vería cómo se desestabiliza su propio sillón.  

Y así seguimos: con esta (mala) educación y habiéndose perdido una oportunidad única para bajar la ratio y poner un punto y seguido en la mejora de nuestro sistema educativo.